lunes, 9 de agosto de 2010

PEQUEÑO OASIS

Mientras para nosotros la estación estival es sinónimo de vacaciones y viajes de turismo, para muchas especies de aves es el comienzo de una de las etapas más duras de su existencia.


Terminada la época reproductiva, un impulso ancestral las lleva a emprender un largo viaje. En nuestra zona geográfica, las que han de cruzar el Sahara (transaharianas), han de ponerse en movimiento ya. En muchos casos y según su procedencia, la distancia entre el punto de partida y el de destino, distan más de 10.000 kilómetros.


Este trayecto se cubre en diferentes etapas, recalando en puntos tradicionales donde descansan y reponen fuerzas. Uno de estos puntos cruciales es la Bahía de Txingudi, donde en el paraje de Plaiaundi, son muchas las que encuentran su Pequeño Oasis. Lugar de paso obligado entre las estribaciones del Pirineo y el extremo occidental del mar Cantábrico.


Otro espacio gipuzkoano, recién restaurado y que empieza a mostrar su potencial de acogida para estos migradores, es el pequeño humedal de Iñurritza en Zarautz. Baste como muestra del valor ecológico de estos enclaves y de que el largo viaje ha comenzado para muchos, las citas más recientes recabadas.


Ya en los últimos días de julio y los primeros de agosto, hemos podido observar varias especies de distintas familias. Desde limícolos como Correlimos, Andarríos chico, grande y bastardo, Archibebes común y claro, Chorlitejo grande y Cigúeñuelas, Zarapito real y trinador, entre otros. Ardeidas como Martinete, Garceta común, Garcilla bueyera, Garza real e incluso un juvenil de imperial. Anátidas como Cerceta carretona y un grupete de 11 Tarro blanco juveniles.


Es de reseñar que estos Tarros, aterrizaron el 4 de agosto en Plaiaundi, el 5 solo había uno, pero en Iñurritza ese mismo día apareció un bando de 10. La coincidencia en las fechas y la distancia de menos de 50 Kilómetros, nos llevan a pensar que se trata de los mismos ejemplares.


Se van dejando ver otras especies no estrictamente ligadas a los humedales, paseriformes y rapaces, que también empiezan su larga migración. Entre adultos y juveniles, conforman un variado y heterogéneo movimiento viajero.


Algunos que criaron aquí, nos abandonarán, otros vendrán a pasar el invierno entre nosotros y los más los veremos de paso. Es evidente que por mucho que se avance en el estudio de la migración, nunca llegará a ser comprendida en su totalidad. Esto no es frustrante si no motivo de admiración y respeto hacia estas aves.


Ante nosotros, un año más, se va a producir uno de los más mágicos espectáculos de la naturaleza, un Festival del Viento como lo llama un compañero y como dice él: Mucho y Buen Pase.

Joselu, Alfredo, Ramón y Xabier

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