domingo, 24 de abril de 2011

DOMAINE d´ABBADIA


Site Naturel Protégé

Así lo presentan y así es este enclave de la vecina Hendaia. Después de las arenas abiertas al Cantábrico de la playa Ondarraitz, los Pirineos van cediendo terreno al mar en abruptos acantilados. Este lugar de la costa labortana, cuidado con el mayor esmero, es un mosaico de variados biotopos, campiña, tupidos setos, bosquetes caducifolios y verticales cornisas de piedra. En este hermoso lugar, Antoine d´Abdadie, hizo construir su palacio-observatorio a mediados del XIX. La defensa bélica del litoral jalonó de Bunkers este sitio, hoy sus ruinas son hogar de lagartijas y Collalbas, y las flores ruderales embellecen sus restos.


Desgajados del continente dos imponentes fragmentos de acantilado evidencian la fuerza erosiva del viento y las olas. Conocidas como “Les Jumeaux” (Las Gemelas), son los dos trozos en que se partió al caer,  la piedra que lanzó Basajaun desde Aiako Arria con intención de destruir Bayona. Sus cortados muestran ese aspecto de tarta “mil hojas”  que los geólogos llaman Flysch.



Esta es Dunba Luzie:



Y esta su hermana, Dunba Zabala, donde se asienta la colonia:


Estos inexpugnables monumentos naturales acogen con seguridad (a la que hay que sumar la vigilancia y cuidado del espacio) una colonia mixta de Gaviota patiamarilla y Cormorán moñudo. El lárido, más abundante, no esconde sus nidos, bastándole la orientación al Este y la pequeña pendiente de la loma de la roca para resistir los embates del viento de galerna. Por el contrario el moñudo, mucho más escaso, añade a esta estrategia el hacer sus nidales en cavidades de la roca. Quizás “aristotelis” soporte peor la insolación y por ello necesite anidar bajo la sombra.


Al común de los visitantes, empapados sus ojos con la belleza del lugar, le pasarán totalmente desapercibidos estos nidos. Todo lo más notará las posturas de incubación de algunas gaviotas, en tanto que otras juegan en el viento mostrando su elegante dominio de las corrientes aéreas. Localizar los nidos de los moñudos, exige observación detenida y minuciosa, y todo hay que decirlo, el empleo de unas ópticas adecuadas, ya que la distancia desde el punto más cercano supera los 200 metros. Año tras año, la continua dinámica de los derrumbamientos va incrementando la distancia, pero ofrece nuevos ángulos de observación.


Una vez localizados los nidos es de admirar la paciencia y constancia de las aves en proporcionar calor y cobijo a su descendencia, primero como huevos y luego ya pollos. Este tiempo lo aprovechan para acomodar la escasa vegetación que forma el lecho y en permanecer alertas ante cualquier amenaza.


Llega su pareja y, apenas se posa en la orilla del nido, tras unos breves gestos rituales se produce el relevo en la incubación. El ejemplar que permanecía en el nido se lanza en vuelo hacia el mar para procurarse alimento. La curiosidad nos pide distinguir si se trata de la madre o del padre, pero ambos sexos son similares y nos quedamos con la duda.
En otro nido cercano, el adulto llega con el buche lleno, allí ya ha debido de eclosionar  alguno de los tres huevos, los polluelos demandan comida y el trabajo se multiplica.


En una roca cercana, ya en la cala Loia, descansan y se secan al aire y al sol, unos cuantos Cormoranes. Distinguimos adultos moñudos y juveniles no reproductores y algún inmaduro de los grandes.


Dejamos con sus quehaceres reproductores a estas marinas y retomamos el camino de regreso. Recorrido de por sí recomendable y que en estas fechas, pleno de flores y cantos diversos, es un auténtico placer de los sentidos.


No faltan los trinos y el trajín de numerosas avecillas propias del lugar. Unas entre la espesura de argomales, endrinos y arbolillos de pequeño porte, otros en las masas de frondosos robles, y destacando en los prados, el arrogante Faisán.

viernes, 22 de abril de 2011

La ZEPA del río Martín (Teruel).


Collalba rubia
Las ZEPAS aragonesas ocupan casi el 18 por ciento de su territorio y sin que por alabar unas desmerezcamos al resto, debemos pararnos en la que acabamos de visitar y que se centra en los desfiladeros del rió Martín situados en el centro-este de Teruel. Es un conjunto paisajístico de tonos fuertes con grandes paquetes rocosos surcados por los ríos Martín, Escuriza y Cabra que se encajonan en tajos descarnados formando acantilados en donde se asientan nuestras mejores colonias de Buitres leonados, con varios territorios de Aguila perdicera, Alimoche, Aguila real, Halcón peregrino y otras rupícolas con abundantes poblaciones de Chova piquirroja.

Cernícalo común

La ZEPA que comentamos se reparte en tres comarcas turolenses: Las llamadas Cuencas Mineras, la de Andorra – Sierra de Arcos y el bajo Martín. Nosotros nos centraremos en un pequeño tramo vistoso e interesante bajo el punto de vista del avistamiento pajarero.

Circuito recomendado
Recomendamos el siguiente circuito: Partiendo de la población de Montalbán nos dirigimos por la carretera N- 211 a Castel de Cabra y de aquí por una carreterita comarcal a Torre de Arcas. Desde este punto sale una pista rural tortuosa pero de buen firme que asciende desde los 700 metros de altitud, hacia el norte, hasta las plataformas calizas más altas (1200 m.s.n.m.) para volver a bajar a la población de Obón con los mismos metros de altitud de los que partimos. Zonas muy interesantes bajo el punto de vista botánico, con tamarices, coscojales, jinebros, romerales, plantaciones de coníferas locales, algunas manchas de encinas y sabinares. Rodales húmedos salitrosos con juncales rodeados de algunos mosaicos de cereales de secano y barbechos, en un trayecto de unos cinco kilómetros.

Milano negro
Interesantes observaciones de pájaros: Tarabillas comunes, Currucas rabilargas, Collalbas grises muy abundantes, Collalbas rubias y la negras más escasas. Alcaudón común, dorsirrojo y real. Bandos de Pardillos y en las zonas descarnadas: Terreras comunes y marismeña, Cogujada común y montesina, Alondras comunes, Calandrias, Bisbitas pratenses y campestres. Cernícalos y Culebreras.

Calandria común
En Obón hay que dejar el coche y seguir caminando hacia el sur por la margen izquierda del río Martín hasta Penarroyas. Un camino bien preparado que sube y baja desde media ladera hasta el borde del río que hay que cruzar en varias ocasiones. Desniveles suaves y practicables sin mayores dificultades.

Collalba gris
El camino se recorre con agrado, jalonado de plataformas de observación y miradores bien dotados de paneles informativos sobre la geología, paleontología, botánica y pinturas rupestres. Aquí se anotan las aves rupícolas que ya hemos mencionado.

Cogujada común

En los tramos en donde el camino baja hasta el cauce se pasa por sotos de ribera con olmos, chopos, fresnos y sauces. Muchos pajarillos: Chochines, Papamoscas cerrojillo, Colirrojos tizones, Mosquiteros comunes y musicales, Ruiseñor común y bastardo. Herrerillos y Carboneros comunes.

Hembra de Tarabilla común

Ya en Peñarroyas los tajos de calizas grises se trasforman en areniscas rojas con abundantes plataformas y cobijos para rupícolas. Es recomendable seguir el paseo fluvial entre bosquetes de galería que nos puede acercar a la población de Montalbán, cerrando el circuito.
Bisbita campestre
El paseo entre Obón y Peñarroyas es de unos 5 kilómetros pero nos llevará unas seis horas si nos paramos a observar los pájaros con calma. Es conveniente dejar un coche en Peñarroyas para poder recoger el que tuvimos que aparcar en Obón.
Alondra común

martes, 19 de abril de 2011

Noticias de Salburua, primera quincena de abril.

Porrón europeo
Llevamos una entrada de primavera realmente interesante con días claros y hasta calurosos que se alternan con días más húmedos y nieblas mañaneras. Se carca San Prudencio, fiesta para los alaveses, y el campo necesita humedad si se quiere disfrutar de los caracoles y los perretxicos.

Garcillas bueyeras
El humedal de Salburua sigue pletórico con un buen nivel de agua. Destaca esta semana la presencia de un grupo de Espátulas (25 – 28) que descansan y se recuperan a la espera de que se retiren los frentes del norte y les den paso a los lugares de nidificación. Nos ha sorprendido también la presencia de dos Canasteras que descansan en los islotes del fondo y se ceban con insectos cazados al vuelo con veloces movimientos. 
Somormujo comiendo cangrejos
Zampullines, Somormujos exhibiendo sus mejores plumajes y realizando sus espectaculares bailes de afirmación de pareja. Pocos Cormoranes grandes adultos y algún joven. Garcillas bueyeras, Garcetas comunes, una Garceta grande y las Garzas reales con pollos en los nidos de la chopera. Azulones, frisos, Cucharas comunes cinco rabudos, cercetas comunes porrones moñudos y comunes.
Canastera común
Un par de parejas de Cigüeñuelas que esperamos se queden y críen en las isletas que se les ha preparado. Siguen con lo suyo los Milanos negros, los Aguiluchos laguneros, de vez en cuando se apunta algún Ratonero que campea junto con el cernícalo común. 
Cigüenuela común
Gallinetas, Fochas, Chorlitejo chico junto con Andarríos chico, grande, alguna Avefría rezagada, un Archibebe común y una Agachadiza. La Gaviota patiamarilla está criando en el mismo lugar del año pasado y se presentan de vez en cuando algunas reidoras. 
Fochas comunes en coqueteo
 Las golondrinas ya han llegado y los aviones zapadores se cuentan por cientos. Es un espectáculo verlos descansar en los arbustos secos frente al observatorio de los fresnos pero se ven pocos Aviones comunes.


Cigüeñuela común

Lavanderas blancas y boyeras, Herrerillos, Carboneros, Chochines, Mosquiteros comunes y musicales, Petirrojos, Ruiseñores celtias y el sábado oímos el primer Ruiseñor común.

Porrón moñudo


lunes, 11 de abril de 2011

Excursión a las foces de Lumbier y Arbayún




Este sábado pasado, 9 de Abril, hemos realizado la primera excursión de este año abierta al público en general, teniendo como destino las foces de Irunberri-Lumbier y Arbaiun-Arbayún, en el pre-pirineo navarro.


Un grupo de unas 20 personas hemos disfrutado de un día de sol y calor a principios del mes de Abril



Nuestra primera parada: el muladar de Irunberri-Lumbier. A pie de observatorio, un incansable triguero (gari-berdantza) nos da la bienvenida. Un carbonero común (kaskabeltz handia) cercano no quiere ser menos y nos hace disfrutar con su canto.


Más de 50 buitres (sai arreak), algún alimoche (sai zuria), varios cuervos (erroiak) y cornejas (belabeltzak) y un perro rebuscan en los restos de la última pitanza y aguardan pacientemente al próximo avituallamiento. Entre ellos, al menos un buitre marcado (etiqueta amarilla, caracteres FWX)


En los alrededores vuelan 3-4 milanos negros (miru beltzak), que tampoco le quitan ojo a los movimientos en el muladar . Un poco más alla, en el cercano soto del río Irati, una aguililla calzada (arrano txikia) coge una pequeña rama y se la lleva a los más espeso de la chopera, donde probablemente está su nido.


A continuación nos dirigimos al aparcamiento desde donde se accede a la foz excavada por el río Irati.


Recorremos la foz por el antiguo trazado del ferrocarril, hasta el puente del Diablo. Mucha gente, las aves aparentemente están acostumbradas.


En el recorrido, más buitres (sai arreak), varios de ellos marcados (todos con etiquetas amarillas, uno con texto FNX y otro con FPV).


Además, los aviones roqueros (haitz-enarak) y comunes (enara azpizuriak) y las palomas bravías (haitz-usoak) entran y salen de sus nidos de barro y huecos en los acantilados. En la vegetación de ribera, se mueven nerviosos los jilgueros (karnabak). También vemos y oímos a los carboneros (kaskabeltzak), chochines (txepetxak) y gorriones comunes (txolarreak).


De vez en cuando, atraviesa la foz algún alimoche (sai zuria), pero no se deja ver con facilidad.


Las más escandalosas son las chovas piquirrojas (belatxinga mokogorriak), en parejas o en grupos de 6-8 ejemplares. Entran y salen de cualquier recoveco en las paredes de la foz.


En la parte superior de la foz, vuelan constantemente 2 parejas de cernícalos vulgares (belatz gorriak). Parece que anidan en alguna oquedad de la cornisa. De vez en cuando, se pelean y persiguen.


Casi al final del recorrido, una sorpresa. Un par de preciosos roqueros solitarios (haitz-zozo urdina) se dejan ver y hasta fotografiar. De lejos parecen grises-negros, el color azul de parte de su plumaje se aprecia cuando nos acercamos y fijamos.


Regresamos cansados al autobús, es mediodía, hace calor, el sol luce implacable.


Nuestro siguiente objetivo: Río Salazar, foz de Arbayún.


Tras nuestro almuerzo en Usun (Romanzado), nos dirigimos hacia la ermita de San Pedro, donde está la entrada sur a la foz de Arbaiun.


Hace calor, algun@s optan por refrescarse dándose un chapuzón en las pozas del río. Otros pasean por la ribera hasta la ermita de San Pedro.


Los más animados suben hasta media ladera, por donde discurre la conducción de agua a Lumbier y se adentran un centenar de metros en la foz.


A la entrada de la foz, las acrobacias de un milano negro (miru beltza) nos entretienen largo rato. Está claro que quiere salir en el blog.


En una de las piruetas, se lanza sobre el río con las garras extendidas, aunque sin éxito.


Muy cerca nuestro, una pequeña lavandera cascañeda (buztanikara horia) se mueve tranquila en la orilla del agua. De vez en cuando podemos divisar, en el interior de la foz, el vuelo de una pareja de alimoches. Ya son casi la seis cuando, saliendo de Usun, observamos a dos golondrinas comunes (enara arruntak) atusarse el plumaje sobre un cable del tendido eléctrico.


Nos dirigimos a la cuarta y última parada: El mirador de Arbayún, cerca del puerto de Iso. Es decir, la entrada norte a la foz.


El mirador está casi vacío cuando llegamos. Casi sin tiempo de instalarnos y montar los telescopios, las observaciones se suceden una tras otra sin darnos respiro: Las repisas, cuevas y cornisas con presencia de nidos o de buitres, el vuelo de unos alimoches lejanos.


Súbitamente, divisamos en los alrededores el vuelo de dos parejas de culebreras europeas (arrano sugezaleak). Probablemente han llegado hace unos pocos días de sus lugares de invernada en África.


Tras las culebreras un cernícalo (belatz gorria) se posa en un viejo roble o quejigo al borde del precipicio. Casi simultáneamente, un alimoche (sai zuria) hace lo mismo en una cornisa enfrente del mirador. ¡Vaya estrés pajerero!


Para finalizar, anotamos a continuación la lista de especies observadas durante la excursión:



Todas las fotos se han obtenido durante la excursión, algunas de ellas mediante el acoplamiento de una cámara compacta con un telescopio (digiscoping)