domingo, 26 de agosto de 2012

Uso de dispositivos electrónicos en el estudio de las migraciones de aves.




SEO/BirdLife ha puesto en marcha, desde el 2011, un nuevo programa para el estudio de las migraciones de aves que pretende cubrir los huecos de información existentes sobre los itinerarios seguidos por nuestras especies en sus viajes migratorios, con el fin de conocer mejor los itinerarios seguidos, las zonas de reproducción y de invernada así como los distintos espacios  que utilizan para el descanso y la recuperación de fuerzas.
Tenemos mucha información sobre las épocas de reproducción, las fechas en las que habitualmente viajan y los periodos de invernada pero resulta indispensable completar esos conocimientos con los que actualmente nos proponemos conseguir,  de capital importancia para la conservación de las especies y fundamentalmente de las que presentan poblaciones en estado más comprometido.


Desde que Hans Cornelius Mortensen comenzó a estudiar los viajes de las aves utilizando anillas de zinc, hace algo más de un siglo, el anillamiento científico ha permitido adquirir la mayor parte de los conocimientos que tenemos sobre esta materia, a base de anillar 7 millones de pájaros de los que se han podido leer unas 300.000 anillas aunque muchas de ellas se han recuperado a muy poca distancia del lugar en el que se colocaron.


Hoy en día SEO/BirdLife a través del Centro de Migración de Aves (CMA) lleva a cabo programas de anillamiento dentro del programa Paser  que nos permiten  obtener información relevante sobre las poblaciones, desde  su productividad, cambios de fenología, tasas de retorno al área de cría, etc. Todo ello se completa con el arranque del proyecto Migra centrado en el programa www.migraciondeaves.org en el que se usan instrumentos electrónicos, de última generación, para poder seguir en todo su recorrido a las aves marcadas y en algunos casos en tiempo real vía satélite.


Este es el caso de la cigüeña blanca “Estibaliz” a la que se le ha colocado un transmisor dotado de GPS gracias al que podemos seguir su posición. La cigüeña se marcó en el embalse de Mendixur cercano a Vitoria, y tras abandonar la colonia se ha situado en el humedal de Salburua en espera del comienzo su viaje migratorio. En este blog, hablamos de ella en el día de su marcaje: http://seodonostia-gipuzkoa.blogspot.com.es/search/label/Estibaliz



De igual forma se han utilizado estos dispositivos para el estudio de la carraca, especie que no incluimos entre la fauna habitual de la CAV pero que ha sido nombrada Ave del Año por SEO/BirdLife por el preocupante declive de sus poblaciones y de las que desconocemos totalmente aspectos fundamentales relacionados con sus itinerarios migratorios y zonas de invernada. En Iberia tenemos entre 2.000 y 6.000 parejas de carracas.


El emisor colocado a las carracas pesa 5 gramos y se han usado 6 individuos procedentes de zonas de cría de Lérida, Madrid, Ciudad Real, Granada, Cáceres y ya disponemos de las primeras informaciones procedentes de territorio africano. Este es el trayecto seguido hasta ahora por una de las carracas marcadas:


En la península Ibérica se habían realizado más de 29.000 anillamientos de carriceros tordales con más de 3.000 recuperaciones, pero solo había constancia de 7 aves capturadas en África: 6 en Marruecos probablemente aún en migración y 1 en Mauritania ya más próxima a la supuesta área de invernada.




Dentro de este mismo programa, en la primavera de 2011, se marcaron 30 carriceros tordales con geolocalizadores en áreas de Madrid, Valencia-Alicante y Vitoria (Salburua y Mendixur). Estos instrumentos son más ligeros y se pueden colocar en aves pequeñas, pero al no disponer de batería, no tienen capacidad de emisión de señales vía satélite, pero gracias a los sensores que contienen permiten memorizar las coordenadas de las posiciones por las que pasan lo que obliga a su recuperación para poder leer la información que contienen.  De momento se han recuperado dos de esos ejemplares y el primer análisis de uno de ellos nos ha proporcionado valiosa información sobre su ruta migratoria y áreas de invernada, gracias a más de 400 localizaciones obtenidas durante un año de vida del ave.
Este es el trayecto recorrido por el carricero tordal recuperado:


domingo, 19 de agosto de 2012

KIRIKU




Kiriku es uno de los Quebrantahuesos de la pequeña población de la vecina Nafarroa. Esta especie, Gypaetus barbatus, Ugatz en euskera, es un icono de la defensa de la Naturaleza, ya que su estatus de conservación lo clasifica como “en peligro de extinción”, tanto a nivel europeo, nacional, como autonómico.  Basta tener en cuenta que la población total, en su área de distribución europea, incluyendo el norte de África y el oriente próximo, se estima en unos escasos 500 ejemplares. Si, desgraciadamente, se está detectando cierta regresión en su población global europea, por fortuna esto no parece estar sucediendo con los “Quebrantas” de nuestra zona.


Distintos proyectos de reintroducción y consolidación de la especie se están llevando a cabo en la Península Ibérica, conjuntamente con otros en los Alpes. El reducto pirenaico está siendo el germen de la recuperación que, con independencia de las reintroducciones en Picos de Europa o Cazorla, está generando la recolonización espontánea natural hacia áreas más occidentales. Este “puente” geográfico entre el Pirineo y la Cordillera cantábrica, que es vital para la especie, tiene su epicentro en las sierras que comparten el Este navarro, el Sur gipuzkoano y el Noreste alavés, lo que viene a ser la zona central de Euskal Herria.


Si preocupante es el pequeño tamaño de los núcleos de población (la mayor de todas se encuentra en los Pirineos con unas 120 parejas) el aislamiento de estos núcleos impide la renovación genética y el establecimientos de nuevos puntos de expansión, pese a lo adecuado de los espacios montañosos que son su hábitat donde, además, aún perdura la ganadería extensiva tradicional, fuente de alimento de esta y otras necrófagas. Es por esto que hemos dicho que, este núcleo vasco, es vital para la especie.


Kiriku, al igual que unos cuantos más, está marcado con placas alares y anillas que lo individualizan, permitiendo poderlo reconocer a distancia. Kiriku lleva, además, un dispositivo electrónico que registra localizaciones geográficas, de modo que va comunicando su posición a determinados intervalos de tiempo. Esto permite tener un registro de sus movimientos aunque ningún observador lo vea.


Estos registros constatan que Kiriku campea sin alejarse demasiado de su territorio. Es un ejemplar adulto de 6 años y, sabido es que, la mayor movilidad geográfica de los Quebrantahuesos se produce en su edad juvenil, son los llamados movimientos dispersivos que acostumbran a llevarlos, al final, a zonas muy próximas a las de su nacimiento. Esto hace que la recolonización de nuevos territorios sea muy lenta y gradual en el tiempo. Las bajas tasas de reproducción tampoco contribuyen a una expansión rápida de la especie, siendo pocos los nuevos ejemplares que se incorporan en cada generación.



El lado positivo es que es especie longeva, con lo que, si todo va bien, una pareja puede llegar a criar a veinte o treinta pollos a lo largo de su vida. Otros aspectos positivos, no relacionados con su biología sino con nefastas e ilegales prácticas humanas, va tendiendo a desaparecer. El envenenamiento aún hoy en día sigue siendo el mayor peligro para la supervivencia de los Quebrantahuesos, pudiendo echar la traste los esfuerzos para su reintroducción como ya fue causa principal de su extinción. SEO/BirdLife, consciente de este gravísimo problema actúa sobre el asunto: http://www.venenono.org/


La mal llamada caza, el abatir a tiros a ejemplares de especies protegidas, por mucho que nos escandalice es también causa importante de la desaparición o declive de los Quebrantahuesos en sus antiguas áreas de distribución. Ilegal, como el uso de venenos, estas amenazas siguen siendo muy reales y la disminución de su impacto negativo, excesivamente lento.



Los tendidos eléctricos, especialmente los de alta y media tensión, son una trampa mortal, por electrocución o colisión, para las grandes voladoras. Se deberían aplicar más y más ágilmente los sistemas que vitan estos accidentes, al menos en los territorios ocupados y potenciales de estas especies, sean o no espacios protegidos. No parece que los aerogeneradores registren una incidencia considerable en la mortandad de Quebrantahuesos, pero posiblemente esto se deba al bajo número de ejemplares y a que habitan montañas de considerable altitud. No obstante, en la mencionada dispersión, se ven obligados a transitar por cotas menores donde proliferan los parques eólicos con lo que el riesgo se acrecienta.



La alteración de su hábitat en nombre del “disfrute” de los espacios naturales, va convirtiéndose en un serio problema. Las estaciones de esquí, con sus infraestructuras asociadas (telesillas, edificaciones y carreteras de acceso) junto al afluencia de esquiadores, no beneficia en absoluto a la recuperación y conservación de estas magníficas aves. La práctica de la escalada por los cortados donde nidifican o reposan, en definitiva viven los Quebrantahuesos, puede ser muy perjudicial si no se aplican medidas de control en los lugares donde se permita esta actividad deportiva.


En un estado primigenio, los Quebrantahuesos se alimentaban de los últimos restos de las presas capturadas por los carnívoros salvajes que depredaban sobre ungulados también salvajes. Hoy, esta cadena trófica natural, ha desaparecido o se ha visto reducida a una mínima expresión, insuficiente para sostener esta estructura alimenticia, una vez más por la intervención humana.



 El pastoreo extensivo de alta montaña, paulatinamente, ha ido supliendo el aporte de reses muertas que, han pasado a ser la fuente de alimentación principal de las especies necrófagas. La precaria sostenibilidad económica de este tipo de explotaciones ganaderas que, sin ayudas externas, pueden pasar a ser inviables y, por tanto, abandonadas, complican el panorama futuro de la conservación de hábitats y especies que de ellas dependen.



Volviendo a nuestro protagonista, Kiriku, debemos señalar que lo hemos traído a estas páginas por diversas razones. La primera es porque es una especie poco frecuente de ver, la segunda por ser su primera cita en territorio gipuzkoano (mancomunidad de Enirio-Aralar) y la tercera  porque el afortunado observador y fotógrafo es Mikel Ormazabal de SEO Donostia, quien hace bien poco tuvo un encuentro con un Buitre negro en la misma zona. La observación se ha producido el pasado día 7 de agosto y gracias a las comunicaciones de la FCQ y del personal encargado del seguimiento de la especie en Nafarroa, Itziar Almarcegui y Alfonso Llamas, podemos confirmar que el hermoso Quebranta que veis en las imágenes es Kiriku.


viernes, 10 de agosto de 2012

ALCAUDÓN RATONERO



El Concejo de Somiedo, situado al sur limitando con León, es probablemente el más agreste de Asturias. Declarado Parque Natural en 1998, en el año 2000 recibió la declaración de Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Allí comenzamos nuestras vacaciones, con la oculta esperanza de ver al oso pardo; no lo conseguimos pero la fortuna nos deparó una sorpresa inolvidable.

El 2 de julio por la tarde salimos a nuestra primera excursión: Villar de Vildas – Braña de La Pornacal. La tarde era esplendida y el recorrido transcurre por el valle del rio Cigüeña (uno de los cuatro que cruzan el Concejo), de aguas transparentes, por lo que no es extraño que en él presenciáramos la primera ave interesante del día, un juvenil de Mirlo acuático.


La Braña de la Pornacal es la más grande del Concejo, se compone de 34 cabañas de piedra y techo vegetal (teitos), que eran utilizadas por los pastores que llevaban el ganado en verano a los pastos de alta montaña. Se encuentra a una altitud de 1.170 m.


Mientras visitábamos la braña oímos un canto insistente que enseguida identificamos con los prismáticos, era un bonito Escribano cerillo macho que cantaba desde lo alto de una de las cabañas. La hembra no andaba lejos.

Escribano cerillo. Izda: macho; dcha: hembra
Poco después, Begoña se fijó en un pájaro que estaba a media altura en un árbol. Con los prismas vimos que se trataba de un Alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) en la rama de un árbol que parecía un espino viejo, poblado de líquenes. Enseguida caímos en la cuenta, ¡Asombroso!, de que tenía un pequeño roedor clavado en una espina a sus pies. Nos acercamos sigilosamente hasta una distancia prudencial de unos 20 m. y estuvimos un buen rato observándole, con la boca abierta, y yo sin parar de fotografiarlo.


El roedorcillo podría tratarse de un topillo campestre (Microtus arvalis), o de un ratón moruno (Mus spretus), mas que de un ratón de campo (Apodemos sylvaticus), por la longitud de la cola ya que es más larga que el resto del cuerpo en los ratones de campo, y claramente no se cumple en el nuestro. El moruno no es propio de la Cornisa Cantábrica sino del Área Mediterránea, por lo que nos quedamos con el topillo campestre como más probable. Si alguien lo puede identificar claramente le agradeceríamos que nos lo comunicara.


Durante el poco tiempo que duró nuestra observación, antes de que levantara el vuelo con una tajada en el pico, vimos que en principio lo tenía clavado por la garganta, luego lo desclavaba, lo alzaba y lo volvía a clavar con fuerza en la misma espina, pero en otra posición, para, a continuación, despedazarlo por el pescuezo. Interpretamos que esta maniobra tuvo como objetivo decapitar con más facilidad al animalillo, con la intención de acceder fácilmente a su interior a través del cuello.










Después de esta experiencia, y visto que se acercaba el ocaso y la luz disminuía por momentos, decidimos volver a la casa rural en la que nos hospedábamos en Villar de Vildas. Habíamos recorrido unos 100 metros cuando volvemos a observar al dorsirrojo con una pata, de lo que parece el mismo micrótido de antes, en el pico. La hembra también andaba por los alrededores, aunque no se dejaba ver tan claramente, por lo que creemos que el nido con los polluelos no andaría lejos. Nos dedicamos a explorar por los alrededores y Begoña, como siempre, encuentra enseguida otro pequeño roedor empalado en una ramita de lo que parece otro ejemplar de espino, o un peral silvestre, (si alguien puede identificar la especie le agradeceríamos que nos lo comunicara). También estaba clavado por el cuello, pero en esta ocasión se apreciaba la cabeza colgando. Lástima que la escasa luz nos impidiera sacar fotos más claras



Las imágenes podrían herir la sensibilidad de algún lector, pero hemos decidido ponerlas porque creemos que la documentación del hallazgo lo exige, y estos hechos forman parte también de la Naturaleza. Es conocido que el alcaudón dorsirrojo se alimenta de grandes insectos, como escarabajos y saltamontes, pero también captura (como el Cernícalo, de mucho mayor tamaño) ratones, atreviéndose incluso a atacar a otros pájaros que no le consideran enemigo y por tanto no huyen. No hemos encontrado documentos gráficos que apoyen este comportamiento, aunque sí que los hay del Alcaudón real, por lo que no podíamos ocultar estas fotografías.

Esta especie (en declive en toda Europa) es muy curiosa, además, porque emigra a África oriental en otoño, pero no directamente norte-sur, como hacen casi todas, sino de oeste a este, rodeando el Mediterráneo.

Al día siguiente realizamos nuestra segunda ruta por el Parque Natural de Somiedo: Valle de Lago – Lago del Valle. Este recorrido, probablemente el más conocido, parte del pequeño pueblo de Valle de Lago (1.200 m. de altitud) y trascurre paralelo al río del Valle hasta finalizar en el lago del Valle. El lago, a unos 1.600 m de altitud, es el más extenso de Asturias; se sitúa al pie de un espléndido circo glaciar, origen de una lengua que se extendía valle abajo



Como observaciones más interesantes podemos destacar un esplendido macho de Escribano montesino y un Bisbita ribereño alpino.



Y aquí finalizamos la narración de esta experiencia por tierras somedanas que tantas satisfacciones nos ha proporcionado. Tuvimos la idea de volver a la Braña de La Pornacal, al día siguiente, para explorar el terreno con la esperanza de encontrar alguna despensa del dorsirrojo, (se sabe que las colocan cerca del nido), y fotografiar mejor los ejemplares empalados, pero nuestros compromisos ruteros pudieron más.

Begoña & Jose Luis