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lunes, 2 de abril de 2012

EL SALTO DEL NERVIÓN DESDE UNZA

El pasado 24 de marzo, con un pronóstico de tiempo veraniego, algunos miembros del grupo visitamos uno de los parajes más bellos y singulares de Álava, el Salto del Nervión, también conocido como Barranco de Delika.

El barranco de roca caliza nos deja paredes de unos 200 m. de altura y unas excepcionales vistas del valle de Orduña.

Junto a este barranco, en la ladera burgalesa, se localiza el conocido Monte Santiago, declarado Monumento Natural en 1996, ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) en 2000 y LIC (Lugar de Interés Comunitario) en 2001. Es éste un lugar bien protegido, pero al mismo tiempo muy concurrido. Así que, dado que el lugar es muy frecuentado, decidimos acercarnos al barranco desde el lado menos transitado, el que asciende desde el pequeño pueblo alavés de Unza.
Sin abandonar nuestro punto de salida, este pueblito nos ofrece el primer regalo del día, una preciosa y cercana abubilla, que alimentandose en un prado cercano a las casas del pueblo nos permite observarla con una tranquilidad poco habitual.
Tras dejar el pueblo, y avanzar menos de un kilómetro, las señales nos avisan de la presencia de mastines, muy utilizados en la zona para proteger a los rebaños de ovejas de los ataques del lobo. Durante el recorrido podemos ver algunos de ellos (mastines, por supuesto), pero tumbados al calor del sol primaveral no parecen interesados en nuestra presencia.
A medida que ascendemos nos adentramos en una zoma boscosa, que poco apoco, va dejando paso a zonas de matorral bajo. Estas zonas suelen ser especialmente interesantes para observar pajarillos, por lo que el grupo se va alargando, deteniéndose en diferentes observaciones. Mientras unos contemplan un Pardillo, otros buscan la Tarabilla que acaba de salir volando de un arbusto y otros intentan sacar alguna foto de los milanos que no dejan de sobrevolarnos. Y como no, otros aprovechan para llenar el estómago!

La pendiente se va suavizando y llegamos al alto del barranco, aquí el paisaje es abierto (las hayas del entorno no se acercan demasiado al barranco) y el sol del mediodía empieza a calentar cabezas que no encuentran sombra alguna. Pero las vistas son espectaculares. Nos asomamos al precipicio (protegido con una valla de alambre de espino) y contemplanos el vuelo de buitres y milanos que en muchas ocasiones vuelan a alturas inferiores a la nuestra. Es ésta una imagen bastante curiosa, teniendo en cuenta que la mayoría de las veces hay que levantar la vista para contemplar estas aves.
Entre las rapaces habituales encontramos al recién llegado Alimoche, siempre tan elegante y más esquivo que el omnipresente Buitre leonado. De estos últimos podemos observar algunos nidos y confirmar que algunos ya están sacando adelante a su pollo.


Continuamos la marcha hasta llegar a la par del Salto del Nervión, pero quedándonos a este lado del barranco. Acercarse hasta el mirador de la cascada alargaría demasiado nuestra ruta y además, como era de esperar en esta época del año y tras la sequía que venimos sufriendo, el salto no tiene agua. El paisaje es igualmente sobrecogedor. Sí tiene agua el río Delika; aquella que sin llegar a aflorar y saltar los 200 metros de trepidante desnivel se filtra más discretamente por las paredes del barranco.

A pesar de la escasa vegetación encontramos unos arbolitos que nos dan la sombra que estamos buscando para poder devorar nuestros bocadillos, porque la caminata nos ha abierto el apetito. Tras descansar un poco, siempre con los telescopios prestos por si la sorpresa se presenta, continuamos la ruta de vuelta al pueblo de Unza.
El regreso es algo más rápido, quizás por ser cuesta abajo, pero igual de agradable que la ida. Ahora nos acompañan las Chovas piquirrojas y el sonido continuo del Pito real. Algunos tienen la fortuna de escuchar incluso al Cuco.
De regreso en Unza, tras una caminata de casi 11 Km. y viendo que el día todavía se puede exprimir algo más, nos acercamos a la Cascada de Gujuli. En esta ocasión sí hay agua. Este cañón, sin tener el tamaño del de Delika, es también un lugar de gran belleza.
Esta es la lista de especies vistas y/u oídas en este día de pajareo:
Estuvimos en Unza Jose Luis, Begoña, Maxi, Isabel, Zuriñe, Kirsten, Iñaki, Maite, Mikel y Judith.

miércoles, 7 de marzo de 2012

COURANT D´HUCHET-Landas francesas

La Aquitania francesa tiene para los miembros de este GL un poderoso atractivo, que hace que de tiempo en tiempo, a poquitos, pero de forma constante, visitemos sus enclaves de interés ornitológico. Esta vez le toca a la Reserva Natural de la Courant d´Huchet.


La Reserva se sitúa a unos 110 km de Donostia-San Sebastián, y está emplazada mayoritariamente en territorio de la población de Leon, aunque también abarca terreno de Moliets-et-Maa y Vielle-Saint-Girons, todas ellas en el Departamento de Landas francesas.

Es un poco pronto para ver las aves más emblemáticas de la Reserva, como el Avetorillo, Garza imperial, Chorlitejo patinegro…., pero el fenómeno natural de la propia corriente, su interés ecológico y paisajístico, es ya de por si motivo suficiente para acercarnos al lugar.
Hay que decir, para quien no conozca la zona, que se denomina corriente de Huchet al recorrido que hace el río del mismo nombre, desde el lago de Leon hasta su desembocadura en el mar, a donde va a parar por escorrentía en un tramo de unos 7 km.

Nuestro primer objetivo es el propio lago, situado a escasos metros del municipio de Leon. Pero antes, al pasar por la plazoleta de la iglesia del pueblo, nos recibe un mercadillo de productos artesanos, de los cuales hacemos acopio: paté con pimiento rojo de Espelette, quesos de la zona y embutidos varios (no sólo de pluma se mantiene el pajarero).


Una vez en el lago, nos acercamos hasta el Centro de interpretación de la Reserva, situado al lado del aparcamiento principal, pero en ese momento se encuentra cerrado.
Enseguida nos centramos en la localización de aves. Vamos peinando el horizonte rizado de sus aguas donde localizamos, 12 Somormujos lavancos, 13 Cormoranes grandes, Azulones, 3 Porrones comunes, 6 Garcetas grandes, 2 Garcetas comunes, varias Garzas reales, 3 Cisnes comunes….


De improviso se cruza por nuestro objetivo un ave que primeramente nos sorprende … pero que enseguida reconocemos: un espléndido ejemplar de Avetoro-Botaurus stellaris, que a los pocos segundos decide esconderse en el carrizo.
Nos aproximamos a la zona por una senda entre pinos y madroños, mientras se van moviendo inquietos, Trepadores, Pinzones, Carboneros comunes, Zorzales, Tórtolas turcas, Herrerillo capuchino…

Recorridos unos cientos de metros, y nada más asentar nuestros teles, levanta de nuevo el vuelo el Avetoro. Esta vez, no nos coge desprevenidos y lo contemplamos-gozamos todos los miembros del grupo, mientras su silueta se pierde por encima del pinar.

Repuestos de la emoción del momento, volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos a la desembocadura de la corriente. Este es otro de los hábitats de la Reserva que uno no debe perderse, porque frente al mar comienza el sistema dunar, de indudable valor ecológico. En el perviven plantas propias de este ecosistema, de gran interés botánico, y que está protegido en diversos tramos por empalizadas de madera.

En este último ramal, en su desembocadura, el riachuelo ha abierto una hendidura en la duna de Moliets para verter sus aguas al Atlántico, creando, de forma natural, pequeños meandros de encauzamiento. Como ya se ha comentado, el riachuelo Huchet constituye el aliviadero natural del lago hacia el mar.



Esta vez, no son muchas las aves allí presentes y nos entretenemos en su conteo: 4 Correlimos comunes. 1 Tridáctilo, Busardo ratonero, 1 Pito real, 3 Cornejas, 1 Gaviota sombría y varias Reidoras.


CORRELIMOS COMÚN





CORRELIMOS TRIDÁCTILO

Aparte de las aves, el espectáculo está en la belleza natural de la propia desembocadura y allí permanecemos un buen rato.
CORRELIMOS TRIDÁCTILO
Aparte de las aves, el espectáculo está en la belleza natural de la propia desembocadura y allí permanecemos un buen rato.


Luego, nos trasladamos hasta la mitad del recorrido, en la zona de Pichelebe, donde se ubica la Marais de la Pipe, pequeño humedal significado dentro de la propia Reserva.
Visitamos su observatorio y hacemos un corto recorrido por los alrededores, entre pinos, acebos y alcornoques. Durante el paseo contemplamos, Busardo ratonero, Pito real, Herrerillo común, Mitos, 4 Alondras comunes, Cettia ruiseñor, Pico picapinos…





… y para nosotros, la primera Abubilla-Upupa epops de la temporada (26 de febrero), que aparece ante nuestro ojos en el pastizal y después se aleja con su vuelo ondulante hacia el bosquete cercano, “pu, pu, put…”, “pu, pu, put…”


FOTO ARCHIVO
Va cayendo la tarde y volvemos hacia el Puerto de Bayona, donde sabemos que en los últimos días se está moviendo un macho adulto de Serreta grande-Mergus merganser. Rastreando desde la orilla del Adour, la suerte nos acompaña y damos con ella.

Esta cita es de gran interés, porque la especie se presenta en nuestro entorno de forma muy ocasional, relacionada con intensos temporales de frío, o fugas de tempero, como la acaecida hace unos días.
El tiempo ha variado, pero este ejemplar parece no tener prisa por abandonar la zona, y disfruta con Azulones, Frisos y diversas especies de Gaviotas, los últimos rayos de sol de la tarde.

Están alargando los días que anuncian la primavera cercana…, pero era hora de regresar. Nos despedimos de la Aquitania francesa, aunque será por poco tiempo… Nuevos espacios y nuevas especies, nos darán motivo para la visita. Y si lo consideramos de interés, lo seguiremos mostrando en este blog.
Han pasado unos días desde que visitamos la zona, pero seguimos viviendo en el recuerdo, el batir de alas trepidante de la Serreta Grande sobre el curso del Adour…


Allí estuvimos para disfrutarlo, Kirsten, Zuriñe, Pedro, J. M. Olmo, J. Flandes y Alfredo.
Gracias también a Jose Miguel "Mitxo" por su aportación.