El nivel de las aguas del mar nunca permanece quieto. En su constante subir y bajar alcanza unos picos arriba y abajo, y son llamados pleamar y bajamar. Sabemos que las mareas se producen por la influencia gravitatoria del Sol y la Luna. En las fechas próximas al equinoccio y con la luna en fase llena o nueva, la influencia de los dos astros provocan las mareas de mayor desnivel. Es lo que se conoce como mareas vivas, en contraposición a las de menor diferencia entre los puntos de pleamar y bajamar, las mareas muertas.
Esto influye mucho en nuestras aves, especialmente para las que dependen, en mayor o menor medida, de la riqueza de las marismas intermareales. Este hábitat está considerado de los de mayor diversidad biológica y valor ecológico. No es casualidad que la migración se produzca en épocas equinocciales, ya que estas marcan el cambio de estación. Pues ya tenemos los ingredientes de este coctel que aquí presentamos: Marisma, Marea y Pájaros.
La bajamar deja al descubierto unas extensiones de limos que habitualmente permanecen bajo la lámina del agua. Paraíso de limícolas y de aquellos otros que buscan su alimento entre los canalillos que se forman en los terrenos de fango.
Pero deben aprovechar al máximo el tiempo, por que tras a penas unas seis horas de subida, el paisaje es completamente distinto. El agua lo cubre todo y cualquier islita se convierte en refugio a salvo de las aguas. Los que antes se diseminaban por una amplia extensión de terreno, ahora se ven obligados a apiñarse en unos escasos metros cuadrados.
Allí se entremezclan Chorlitejos grandes, Archibebes común y claro, Correlimos común, menudo, gordo y zarapitín, Andarríos chico y grande, y alguna que otra especie más como Agujas o Zarapitos. Si el refugio es reducido se palpa la tensión en el ambiente y son frecuentes los vuelos y los retornos a tierra firme.
Otros contemplan con aparente indiferencia estos vaivenes de las aguas y se entregan a sus quehaceres habituales, sin excluir el descanso. Desde el poderoso Gavión o las Pagazas piquirrojas y sus más estilizados primos los Charranes.
Para otras especies, finalizada la “parada y fonda”, es momento de continuar viaje, así elevan su vuelo por el cielo los bandos de Garzas, Garcetas y Espátulas.
Algunos como el Águila pescadora, las Águilas mejor dicho, deciden quedarse unos días más para disfrutar de nuestro entorno, para deleite de quienes las amamos.
Xabier
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