Este sábado la meteo nos ha dado una agradable sorpresa luminosa y soleada, tras varios días de granizos y nieves. Con una muy buena visibilidad hemos podido detectar los movimientos de las aves por lejanos que fuesen. Esa misma lejanía hace difícil la identificación segura de algunas especies, pero la luz permite distinguir muy bien a las más próximas.
La mar estaba bastante tranquila, aunque el horizonte parecía un bosque de encinas. El aire fresco, fresco del SE ha ido perdiendo intensidad según salía el sol, cosa que ha sido muy de agradecer.
No suelen ser estas condiciones “benignas” las que nos acercan más aves a nuestra costa, pero hemos podido avistar cosas muy interesantes, entre ellas: Un grupete de Falaropos picogruesos, menudos y aparentemente frágiles se desenvuelven con total tranquilidad entre las olas. Cuatro Colimbos volando hacia el Este que han girado a su derecha en dirección a Txingudi.
Unas cuantas Pardelas de diferentes especies, unos banditos de Patos, un Ánsar que se ha posado en la superficie del mar, un par de Correlimos oscuros trajinando por las rocas y unos Chorlitos dorados que parecían tomar tierra con gusto tras su travesía marina, alguno bastante afectado, han completado la lista ya enviada al RAM y Trektellen.
En la atalaya del cabo de Higer, en el extremo Este del Kantauri (Mar Cantábrico) y con las ópticas a punto: Joselu G. Quintas, Josean Belzunce, Cristian y José Manuel Cabrita, Ángel y Jorge Nubla, Juanjo Arizpe, Pedro Martínez, Javier Flandes y Xabier Garate.
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