martes, 7 de diciembre de 2010

GRULLAS de AQUITANIA


Nombrar la dehesa de Extremadura o Gallocanta en Aragón, para cualquier apasionado de las Grullas, es evocar la invernada de miles de estas elegantes zancudas. Sin restar valor a estos lugares, indiscutibles paraísos grulleros, en la Aquitania francesa contamos con enclaves que son de altísimo valor durante la migración y que son cuarteles de invierno para aquellas que no pasan al Sur de los Pirineos.


Dos de estos puntos son:
En el Departamento de Pyrénées Atlantiques, Les Barthes de l´Adour en Saint Martin de Seignanx, muy cerca de nuestra casa, a escasos 10 Kms al Este de Bayonne (Baiona).
En el Departamento de Landes (Las Landas) y a unos 40 Kms al Oeste de Mont de Marsan, está la zona de Arjuzanx.




Con el cuidadoso seguimiento de lectura de aves anilladas, se puede constatar la fidelidad a los lugares de invernada de las Grullas. Son varios los ejemplares detectados en años sucesivos. Incluso hemos podido  comprobar cómo una de estas está este año aquí acompañada de su cría, también anillada.



Para el segundo enclave; Arjuzanx, es conveniente organizar una excursión un poco más planificada y así lo hicimos este pasado domingo 5 de diciembre.


En la Reserva sobresalen sus humedales y los bosques de pino con algún roble. Estos lagos artificiales se han construido a partir de unas minas a cielo abierto que existían hasta 1992, y que se han convertido en lagunas de agua dulce después de su rehabilitación. El dormidero de Grullas es mayormente una zona de pastizal situada a las orillas de varios lagos cercanos entre si.



Nada más llegar realizamos un recorrido por los alrededores de la Reserva, en la población de Morcenx, por carreteras que bordean los campos de maíz, donde se alimentan las recelosas Grullas, que emprenden el vuelo en cuanto salimos de los coches. Por eso decidimos emboscarnos en un pequeño pinar, desde donde las observamos un buen rato e incluso pudimos descubrir una anillada en Suecia.








Al mediodía, después de reponer fuerzas, acudimos a un Centro Cultural, donde se celebraba la “2.eme. Fête des Grues (que no necesita traducción), con diferentes actos y materiales expositivos e informativos en torno a Grus grus.


Desde allí, Xabier, el guía nos trasladó en vehículo a un recinto acotado dentro de la Reserva, donde se encuentra una imponente torre de observación de 15 metros de altura.


Desde esta magnífica atalaya contemplamos la arrivada de miles de grullas al dormidero. Espectáculo espléndido, la visión de sus siluetas recortadas sobre el horizonte, contra un cielo sombrío de atardecer otoño-invernal. Las cifras son impresionantes gracias al minucioso conteo de nuestros vecinos del norte. Estos datos conocidos con puntualidad por los más grulleros de nuestro grupo, así sabemos que en ese día: Arjuzanx 13.000 Grullas, junto a las áreas del entorno, Capiteux 8.000, Puydarrieux 1.400 y las 5.000 de Barthes, rebasaban ampliamente los 25.000 ejemplares por la zona.






Momentos emocionantes que allí vivimos, sobrecogidos por el trompeteo de cientos de gargantas sonando al unísono y a muy escasos metros.

No solo de Grullas vive el ornitólogo y tanto en Barthes como en Arjuzanx, otras especies comparten estos espacios húmedos. Así son numerosas las anátidas: Cucharas, Rabudos, Cercetas y Silbones, entre otras. Algunas rapaces propias de este entorno como: Aguiluchos pálido y lagunero, Ratonero y Cernícalo. Avefrías por centenares, paseriformes de variadas especies y familias, incluyendo a los inteligentes córvidos, Urracas, Cornejas y Arrendajos, quedaban casi cubiertos por las sombras de los enormes bandos de Palomas torcaces, de las que se estima un número que ronda las 300.000 por la zona. Hasta varios tímidos Corzos se dejaron ver.


Naturalmente, por su proximidad, el primero de los lugares es de visita más frecuente y del que disfrutamos de sus aves no solo en invierno, pero si especialmente en esta estación. Allí es habitual la invernada de entre 2.000 y 3.000 Grullas, según años (Este pasado domingo se contabilizaron 5.000). Grullas que encuentran alimento en los rastrojos de los maizales y reposo seguro en la zona lagunar.


Barthes es como se conoce en Francia a los espacios ganados para terrenos agrícolas de las orillas de los ríos. El maíz es el cultivo principal y el rastrojo después de la cosecha deja abundante alimento para que las grullas puedan pasar el invierno. Una zona anegada sirve de dormidero y allí se concentran para pasar la noche. No es un espacio accesible y el único lugar de observación es una torre bien construida que domina el humedal y sus márgenes.




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