Esta es la crónica que publicó el Diario Vasco el 5 de Abril de 2008 firmada por un tal "Don Julio":
¡Los buitres atacan!
De compañeros cazadores del viejo reino de Navarra me llegan informaciones de que los buitres están cambiando de costumbres y de ser carroñeros han pasado muchos de ellos, a ser predadores, cazando lo que pueden para alimentarse y poder subsistir. A la falta de ganado muerto en el campo y a la ausencia de muladares con reses de las que alimentarse, a los buitres vasco navarros no les ha quedado más remedio que buscarse la vida cazando todo lo que la naturaleza pone a su alcance.
Lo mismo da ovejas pariendo que cabras o corzos recién nacidos. El censo de buitres en nuestros montes es de tal calibre que alguien desde la administración debería tomar medidas para intentar solucionar el problema de esta superabundancia de aves hambrientas.
No se puede, invocando el término de la biodiversidad, administrar la naturaleza sin conocimientos de cómo funciona la misma, que es lo que está ocurriendo hoy.
No se puede, da lo mismo sean cormoranes, buitres o cabras hispánicas, dejar a la naturaleza sin control, ya que luego ocurre lo que está ocurriendo, que es que estas especies animales al no tener enemigos naturales se reproducen sin tasa produciendo y causando numerosos problemas.
Los cormoranes dejando nuestros ríos sin peces, los buitres convirtiéndose en aves predadoras, y las cabras portando la sarna y contagiando a todo bicho viviente. Como digo, el tema naturaleza es mucho más serio que lo que piensan algunos modernos «biólogos ecologísticos» que son los que ahora están de moda.
Ya sé que no está bien visto hablar de controlar las especies salvajes, que muchas veces coincide con eliminar, pero no nos queda otro remedio si queremos mantener el equilibrio entre las especies.
Recuerdo con nostalgia los viejos tiempos en los que el servicio nacional de caza y pesca controlaba zorros, mustélidos, aves rapaces nocturnas y diurnas y un largo etcétera de especies predadoras.
En aquellos años y con aquellos métodos nos «lució el pelo» a cazadores y pescadores y nunca hemos vuelto a disfrutar de nuestros ríos rebosantes de truchas.
Pero hoy, con el tema de la tan cacareada biodiversidad, en el monte no tenemos más que descontrol, con abundancia de lagartos, culebras, comadrejas, etc., etc., que nos han dejado a cazadores y pescadores sin nuestras piezas de toda la vida.
De compañeros cazadores del viejo reino de Navarra me llegan informaciones de que los buitres están cambiando de costumbres y de ser carroñeros han pasado muchos de ellos, a ser predadores, cazando lo que pueden para alimentarse y poder subsistir. A la falta de ganado muerto en el campo y a la ausencia de muladares con reses de las que alimentarse, a los buitres vasco navarros no les ha quedado más remedio que buscarse la vida cazando todo lo que la naturaleza pone a su alcance.
Lo mismo da ovejas pariendo que cabras o corzos recién nacidos. El censo de buitres en nuestros montes es de tal calibre que alguien desde la administración debería tomar medidas para intentar solucionar el problema de esta superabundancia de aves hambrientas.
No se puede, invocando el término de la biodiversidad, administrar la naturaleza sin conocimientos de cómo funciona la misma, que es lo que está ocurriendo hoy.
No se puede, da lo mismo sean cormoranes, buitres o cabras hispánicas, dejar a la naturaleza sin control, ya que luego ocurre lo que está ocurriendo, que es que estas especies animales al no tener enemigos naturales se reproducen sin tasa produciendo y causando numerosos problemas.
Los cormoranes dejando nuestros ríos sin peces, los buitres convirtiéndose en aves predadoras, y las cabras portando la sarna y contagiando a todo bicho viviente. Como digo, el tema naturaleza es mucho más serio que lo que piensan algunos modernos «biólogos ecologísticos» que son los que ahora están de moda.
Ya sé que no está bien visto hablar de controlar las especies salvajes, que muchas veces coincide con eliminar, pero no nos queda otro remedio si queremos mantener el equilibrio entre las especies.
Recuerdo con nostalgia los viejos tiempos en los que el servicio nacional de caza y pesca controlaba zorros, mustélidos, aves rapaces nocturnas y diurnas y un largo etcétera de especies predadoras.
En aquellos años y con aquellos métodos nos «lució el pelo» a cazadores y pescadores y nunca hemos vuelto a disfrutar de nuestros ríos rebosantes de truchas.
Pero hoy, con el tema de la tan cacareada biodiversidad, en el monte no tenemos más que descontrol, con abundancia de lagartos, culebras, comadrejas, etc., etc., que nos han dejado a cazadores y pescadores sin nuestras piezas de toda la vida.
Este es el escrito que fue remitido el 9 de abril al Director del DV para su publicación, cosa que no ha ocurrido hasta el momento:
Algún día leímos que el Diario Vasco se encuentra dentro de los principales periódicos del País en número de ejemplares editados diariamente. Y el mérito de esta circunstancia radica en que su difusión es fundamentalmente guipuzcoana. De tal forma que un pequeño territorio como el nuestro, ha sido capaz de mantenerlo, a lo largo de los últimos setenta y cuatro años, en un buen lugar dentro de la nómina de periódicos nacionales.
Es cierto, aquí lee el Diario Vasco todo el mundo y salir en el periódico es la meta que persiguen algunos donostiarras buscando su minuto de gloria.
Al abrigo de esa publicación cotidiana, surge un fenómeno local muy común entre los llamados “Diarios de provincias”. Es la figura del cronista local, personaje muy conocido en la ciudad, que se sube al púlpito que le procura la publicación y predica despotricando de todo aquello que no coincide con sus gustos escasamente refinados. Ante el temor de verse expuesto al escarnio público, el ciudadano común intenta estar a bien con el cronista y éste suele abusar de su posición.
Un periódico como el Diario Vasco debe informar, por supuesto, pero ante todo debe ser didáctico y no puede permitir que estos cronistas de pueblo formen opinión entre sus conciudadanos en asuntos penalizados por nuestros Códigos.
Creemos con sinceridad que una persona como el que semanalmente firma sus artículos como Don Julio no debería estar en la nómina del Diario Vasco, si es que lo está, o al menos no debería mostrar opiniones que empujen a la gente al quebrantamiento de la ley.
Afirmar que hay demasiados Buitres y que “en el monte no tenemos más que descontrol, con abundancia de lagartos, culebras, comadrejas, etc., etc., que nos han dejado a los cazadores y pescadores sin nuestras piezas de toda la vida” (sic) incita a sus lectores a salir en defensa de la naturaleza matando todo aquello que no sean especies cinegéticas.
Tampoco es grato leer como semana tras semana este cronista nos muestra su añoranza por los tiempos pasados, afortunadamente, en donde los agentes del orden se dedicaban a “controlar todas las especies predadoras” (sic) incluyendo a la que Don Julio pertenece.
Cualquier persona con un mínimo sentido común habrá sentido vergüenza ajena de estas afirmaciones, pero creemos que un periódico serio como el Diario Vasco no puede difundir estos contenidos.
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