martes, 29 de noviembre de 2011

ESCRIBANO NIVAL


El Escribano nival, Elur berdantza, (Plectrophenax nivalis) cría en latitudes muy nórdicas, en rocosos paisajes montañosos. Inverna mayoritariamente en una franja centroeuropea, llegando ejemplares dispersos, con cierta regularidad, a la cornisa cantábrica.


El año pasado, en esta misma montaña, fueron los Chorlitos carambolos los que se dejaron ver. El pasado día 25 de noviembre, un claro en la densa niebla descubrió a este ejemplar que permanecía estático, contrastando con los inquietos Bisbitas que pululaban por la zona. Se dejó observar de cerca sin mostrar signos de temor, quizás por cansancio o por indiferencia ante el ser humano.


El paraje donde se ha producido el inesperado encuentro, no es otro que el monte Oiz. Este es uno de los llamados “siete montes bocineros”, desde los que se convocaba a las Juntas de Gernika. Más allá de la historia, la mitología nos dice que allí se encontraba una de las moradas de Mari, la Dama de Amboto, numen supremo de las fuerzas de la Naturaleza.


No se puede afirmar que la simbología que atesora el lugar tenga nada que ver con la observación de aves poco frecuentes, pero tampoco se puede negar categóricamente. ¿Por qué no relacionar los misterios de la migración y los de las antiguas creencias?


Cita y fotos: Zuriñe
Texto: Xabier


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