Esto es lo que dio de sí un paseo por Plaiaundi en la luminosa mañana del sábado 16 de mayo.
A pesar de que al llegar el aparcamiento estaba lleno de coches, por adentro y por afuera, y de que al entrar me encontré con un grupo de no menos de sesenta jóvenes deportistas, los espacios del Parque estaban agradablemente tranquilos. En San Lorenzo algunas cosillas interesantes:
Tres elegantes Espátulas (Platalea leucordia), de lo que al parecer era un grupete de cinco, descansaban en la lámina de agua. Dos de ellas portaban anillas de colores, pero la posición de descanso solo permitía ver las de una pata.
En una de las isletas de arena un Correlimos gordo (Calidris canutus) con sus mejores galas, reponía fuerzas para proseguir su largo viaje.
Si esta foto del canutus, resultó difícil por la distancia en esta siguiente se le sumo el imposible ángulo. Vino volando y se posó entre los juncos. La Garza imperial (Ardea purpurea), no es rarísima pero si poco frecuente por aquí. Tímida y recelosa, esta vez lo llevo al extremo ya que inmediatamente adoptó lo que se conoce como "la posición de la estaca".
Cerca de los puentes internacionales del Bidasoa, un grupito de nueve Vuelvepiedras (Arenaria interpres) buscaban su alimento en los pocos espacios que dejaba libre la pleamar. Se pueden apreciar las diferencias de los plumajes entre los individuos, según la edad y la condición reproductora.
Por la charca de agua dulce alguna pareja de Ánade friso (Anas strepera), pero sin crías, de momento. Fochas (Fulica atra) alimentando a sus pollos, pocos por cierto. Al parecer, como pasa con los patitos azulones, estos pollos forman parte de la dieta de las patiamarillas, que apostadas sobre la cámara de la charca, no pierden ocasión de llevarse alguno al buche.
A pesar de que al llegar el aparcamiento estaba lleno de coches, por adentro y por afuera, y de que al entrar me encontré con un grupo de no menos de sesenta jóvenes deportistas, los espacios del Parque estaban agradablemente tranquilos. En San Lorenzo algunas cosillas interesantes:
Tres elegantes Espátulas (Platalea leucordia), de lo que al parecer era un grupete de cinco, descansaban en la lámina de agua. Dos de ellas portaban anillas de colores, pero la posición de descanso solo permitía ver las de una pata.
En una de las isletas de arena un Correlimos gordo (Calidris canutus) con sus mejores galas, reponía fuerzas para proseguir su largo viaje.
Si esta foto del canutus, resultó difícil por la distancia en esta siguiente se le sumo el imposible ángulo. Vino volando y se posó entre los juncos. La Garza imperial (Ardea purpurea), no es rarísima pero si poco frecuente por aquí. Tímida y recelosa, esta vez lo llevo al extremo ya que inmediatamente adoptó lo que se conoce como "la posición de la estaca".
Cerca de los puentes internacionales del Bidasoa, un grupito de nueve Vuelvepiedras (Arenaria interpres) buscaban su alimento en los pocos espacios que dejaba libre la pleamar. Se pueden apreciar las diferencias de los plumajes entre los individuos, según la edad y la condición reproductora.
Por la charca de agua dulce alguna pareja de Ánade friso (Anas strepera), pero sin crías, de momento. Fochas (Fulica atra) alimentando a sus pollos, pocos por cierto. Al parecer, como pasa con los patitos azulones, estos pollos forman parte de la dieta de las patiamarillas, que apostadas sobre la cámara de la charca, no pierden ocasión de llevarse alguno al buche.
A menudo, cuando parece que ya lo has visto todo, surge la sorpresa. En este caso ha sido un Aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) que se dejo ver unos instantes para luego perderse a lo lejos.
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