Año tras año, desde vete a saber cuando, nos visitan Hirundínidos y Apódidos adornando el aire de nuestros pueblos y ciudades con sus revoloteos. Llegan en primavera y nos acompañan hasta las últimas semanas del verano.
Los Apódidos (Vencejos) forman un grupo zoológico diferente al de Golondrinas y Aviones y están, curiosamente, muy emparentado con los Colibríes. De las 60 especies que se distribuyen por el mundo, tres son ibéricas y nosotros en las ciudades vemos con facilidad una: el Vencejo común, siendo la especie más abundante en nuestros cielos.Para anidar prefieren cualquier hueco en los tejados de los edificios, tapias y fachadas construidas con cantería siempre que dejen huecos y cobijos entre las piedras.
Y aunque son fáciles de ver y de relativa abundancia, sus poblaciones están en franca regresión debido a la mala práctica, cada vez más extendida, que se ceba en la destrucción de sus nidos. Porque la suciedad propia de la crianza se resuelve con un escobazo que arruina las puestas, cuando sería más fácil emplear el esfuerzo y la escoba en limpiar la pared y no en destruir las camadas de estos pájaros que tanto nos ayudan.
La última fotografía de esta entrada está obtenida hace un par de días en el convento de Kristobaldegi (Concepcionistas franciscanas), en Txomin Enea, entre los barrios de Loiola y Martutene, en Donostia. Sin comentarios.
Copyright: Ramón Elosegui
No hay comentarios:
Publicar un comentario