Aprovechando este magnífico final del invierno de que disfrutamos en San Sebastián nos hemos dado una vuelta por Riberas de Loiola y el Parque de Cristina Enea en donde hemos comprobado una vez más la preocupante situación que se da en las aves por el impacto contra la cristalera que comentamos en la anterior entrada y el poco caso que hacen de nuestras recomendaciones los gestores del Parque. 
El caso es que Riberas de Loiola, que algunos de nuestros compañeros habitantes de la zona han dado en bautizar “Riberas de Doñana”… está espectacular con el río y zonas próximas llenas de vida. Los ánades que recuperamos el pasado año de la charca inmunda del solar de la Seguridad Social, vuelan gritando entre el desaparecido Puente de Hierro y las instalaciones de Urkirolak, haciendo las delicias de jubilados, niños y padres, asombrados del primaveral espectáculo. 
La persona que les inflaba a pan en la charca ha trasladado su negocio a la ribera y por ahí se le ve todos los días con su saco al hombro, a pesar de nuestros comentarios de que los patos se buscan la vida solitos…Ayer pudimos observar en la zona: un Zampullín común, la pareja de Chorlitejo chico, varios Cormoranes, Andarrios, Cernícalo, Zorzales, Colirrojo tizón… en fin, que la zona promete, como en los viejos tiempos.
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