domingo, 1 de diciembre de 2013

AGUR BENIGNO

Benigno en Linzoain en abril de 2010

Basta un descerebrado con un arma entre las manos para acabar con la vida de un Quebrantahuesos. Seguramente alguien que presumirá de cazador deportivo, ese colectivo que se proclama a sí mismo, ante el estupor del resto, como el de los mayores defensores de la naturaleza, los auténticos ecologistas.


Han matado a “Benigno”. Los perdigones penetraron en su cuerpo y vagó herido hasta terminar vencido en la cuneta del tren que une Baiona con Donibane Garazi, cerca de Ossés, en la vertiente francesa de los Pirineos. Apenas a unos 30 Km. al norte de su área de campeo por los collados del lado navarro de la cordillera.

 
Benigno en la cuneta del tren
Un controlador de la SNCF (ferrocarriles franceses) lo localizó allí el pasado día 24 de noviembre, y aún con vida,  fue trasladado de inmediato al centro de recuperación Hegalaldia, en Ustarritz. Herido de gravedad, desnutrido y con hipotermia, pese a los esfuerzos del personal del centro, Benigno muere dos días después.

Benigno, que así se llamaba en honor al naturalista Benigno Barillas, que estaba presente el día de su marcaje en Garcipollera (Huesca) en abril del año 2000, era uno de los ejemplares del proyecto de la FCQ, Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos. 

Ficha de Benigno

Desde hace 10 años, tras la dispersión juvenil propia de la especie, decidió establecer su territorio a unos 100 Km. al oeste, en la ZEC Monte Alduide, contribuyendo a la defensa de este espacio frente a los terribles proyectos mineros que se pretenden desarrollar. Fue un activista medioambiental, aunque no tuviera consciencia de serlo.

No era difícil de ver por quienes se acercaban por la zona de pico Tiratun (1.235 msm), como así nos ocurrió en la primavera de 2010 en el collado de Lintzoain, donde “más que dejarse ver, se exhibió ante nuestros entusiasmados ojos”, como ya lo contamos en una entrada sobre la prospección en busca de pícidos por la ZEC Monte Alduide.

Por los collados del Pirineo Navarro

Ver un Quebrantahuesos en libertad, a unos 40 metros, es una experiencia inolvidable para cualquiera con un mínimo de sensibilidad ante las maravillas de la Naturaleza, un sueño para ornitólogos. Pues esa es la distancia, 40 metros, desde la que fue tiroteado Benigno, según el informe pericial basándose en la dispersión de los perdigones. ¿Qué calificativo poner a quien, en lugar de de admirar a tan magnífica ave, lo que hace es apuntar y apretar el gatillo? Aunque resulte casi imposible, ojala se localice al autor, que no salga impune de tan repugnante acción y pague por su despreciable delito.

Matando a Benigno, como ocurrió con Cannelle, la última osa genuinamente pirenaica, o al extinto Bucardo, se matan muchas más cosas que un animal silvestre, escaso y valioso. Disparando a uno de estos ejemplares, se hieren los esfuerzos de conservación de voluntarios y profesionales, junto a los fondos empleados en la tarea. Disparar a una especie protegida es disparar a la Biodiversidad. No es una palabra hueca, un adorno sin contenido, la Biodiversidad es el complejo entramado de los seres vivos de este planeta y de ella depende nuestra propia existencia, aunque nos cueste aceptarlo.

No es Benigno, aunque tiene su mismo porte. Foto de José Luis Ojeda

Es también hiriente que el colectivo de cazadores goze de buena salud, en buena parte gracias a las subvenciones y apoyos de las administraciones, en tanto que quien vela por la defensa y protección del medio natural y sus criaturas, por falta de financiación y respaldo, pasa por momentos muy críticos.

Más información sobre lo recogido en esta entrada:

Nota de prensa de SEO/BirdLife:

Hegaladia:

FCQ:

Cannelle:

Bucardo:




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