Las modestas cimas que preludian y contornean a las
cumbres de los grandes macizos, son el hábitat de majestuosos voladores, como
los leonados. Nadie puede sustraerse a la contemplación de las evoluciones de estos
“señores del aire” especialmente donde, como aquí, se concentran en número
importante.
Pero bajo la sombra de las grandes alas, otros pajarillos,
más modestos, nos marcan la estación en la que nos encontramos. Una visita al
navarro Baztan, subiendo a una de sus emblemáticas montañas, nos puede deparar
sorpresas, no excepcionales, pero sí especiales.
Un inquieto pájaro brinca por el suelo con apariencia de
un robusto Gorrión. Las pinceladas blancas de su plumaje nos alertan y,
efectivamente, es un Escribano nival.
Al ver su carita ya no cabe ni la menor duda. Su pequeño
pero robusto pico y su dibujo facial delatan a un ejemplar macho en plumaje de
invierno. En primavera, en la estación reproductora, salvo su dorso, primarias
y pico, que son muy oscuros, el resto de su plumaje es blanco níveo.
No en vano su nombre en los distintos idiomas, incluyendo
el científico, lleva el apellido nival: (Plectrophenax
nivalis) y en euskera: Elur-berdantza.
Fr.: Bruant des beiges, Gall.: Escribenta das neves,
Port.: Emberiza das neves, It.: Zigolo della neve, Ing.: Snow Bunting
Es ave que cría en latitudes muy nórdicas, en parajes
rocosos desarbolados, zonas de alta montaña, páramos altos y en la tundra. Si
bien el contingente principal de su población, en época de invernada, no llega
a nuestras latitudes, el entorno de la cornisa cantábrica acostumbra a acoger a
unos pocos de los que se animan a llegar a puntos más meridionales, bien
durante una escala migratoria o con intención de pasar por aquí el invierno.
Pero no es solo el Escribano nival el único pájaro norteño
infrecuente que llega hasta nosotros. Años, como el presente, se detecta una
importante arribada de Pinzón real, unas veces entremezclados con comunes y
otras en bandos monoespecíficos.
Algunas especies migratorias no realizan grandes viajes
norte-sur, si no que sus desplazamientos en busca de mejores condiciones para
pasar el invierno tienen un componente arriba-abajo. Es lo que se conoce como
movimientos o migración altitudinal. Son aves que crían en altas cotas
montañosas y que en invierno bajan a altitudes menores, donde el suelo no
permanece de continuo cubierto por la nieve y los rigores del clima son menos
severos.
Es el caso del Acentor alpino de estas dos fotos y el del
diminuto e inquieto Reyezuelo sencillo, que por “un pelín” no sale en la
instantánea.
Al marcharnos dejamos nuestro temporal puesto al gran
vigía de estos collados, al mayor de los paseriformes, al imponente y bello
Cuervo.
Sus brillantes ojos no perderán detalle de todo cuanto
acontezca en estos parajes que nos brindan la oportunidad de acercarnos a los
escasos reductos de Naturaleza Salvaje que, nuestra “salvaje” civilización, con
su incontenible ansia, aún no ha devorado y que no podemos permitir que los
devore.
Joselu
G. Quintas
Una entrada preciosa con especies interesante y comentarios muy acertados.
ResponderEliminarSaludos camperos!
Que bueno¡¡ muy interesante como todo lo que ponéis..no se si esta entrada es de Joselu pero aprovecho a saludarte¡¡
ResponderEliminarGracias a los dos por vuestras palabras y vuestros trabajos en pro de las aves, tareas que compartimos y valoramos mucho.
ResponderEliminarUn verdadero lujo y placer saber que andáis por aquí.
Hola Joselu. Nos conocimos el otro día en el dormidero de pinzones reales. Estaba seguro de que te conocía de antes y es por haber leído alguna crónica ornitológica de este blog, del cual soy seguidor desde hace meses. Fue un placer conoceros y espero pajarear algún día por el norte con vosotros.
ResponderEliminarSaludos.
Para mi también fue un placer el conoceros,
Eliminary ver tanta pasión venida desde tierras tan lejanas,
Me alegro que os guste nuestro blog y se agradece mucho que nos sigáis,
No dudéis en llamarnos si venís por El Norte
Saludos
Joselu