El temporal de mar de estos últimos días ha traído a la
bahía de Txingudi a uno de los más curiosos limícolas de entre los que podemos
observar en nuestras latitudes, un Falaropo picogrueso (Mendebal-txori
mokolodi) Phalaropus fulicarius.
No podemos calificarlo de rareza, aunque se añade a la
lista de “extrañezas” sorpresivas de este otoño, donde ya figuran el Morito o
el Negrón común de días atrás.
Curioso y peculiar este limícola que inverna en el mar,
comportándose como una auténtica ave pelágica que en muy contadas ocasiones
puede llegar a verse tierra adentro.
Tras reproducirse en el Ártico, (las colonias más
“sureñas” se encuentran en Islandia) emprende una larga migración oceánica que
les lleva hasta aguas más al sur del Ecuador. En varias ocasiones hemos tenido
ocasión de observarlos desde el cabo de
Higer, durante los censos RAM y Trektellen.
Este ejemplar de las fotos es un juvenil nacido en la
primavera de este 2013 y parece haber encontrado en Plaiaundi refugio y parada
de repostaje para continuar su viaje.
Decimos que es peculiar este limícola ya que es una de las
poquísimas especies de aves que tienen los roles macho-hembra invertidos. Las
hembras adultas, en época reproductora, lucen un colorido más atractivo que los
machos, y son ellas quienes les cortejan a ellos. Asumiendo, también la defensa
de la pareja, el territorio y el nido.
Tras el apareamiento, que si es convencional, la hembra
deposita los huevos en el nido y emprende la migración al sur, desentendiéndose
de la incubación y la crianza de los pollos, tareas de las que se hace cargo
exclusivamente el macho.
Aunque forman parte del extenso grupo de los limícolas (Charadriiformes), raramente pisan tierra
fuera de la estación reproductora, como las genuinas pelágicas, alternando el
vuelo con la natación y descansando posados sobre le agua.
Se alimentan de pequeñas presas capturadas en el líquido
elemento, minúsculos crustáceos, en el mar y, en aguas interiores de insectos y
sus larvas.
Para conseguir tener el alimento al alcance del pico, los
falaropos nadan en círculo generando pequeños remolinos que elevan a la
superficie a los pequeños animalillos que forman parte de su dieta.
Sabiendo que su
estancia aquí no será larga, más aún con una mejora tan notable de las
condiciones meteorológicas, pararse un rato a observar a este inquieto, aunque
confiado personajillo, es abrir los ojos a un mundo inmenso del que solo alcanzamos
a ver un fragmento muy pequeño.
Hola:
ResponderEliminarPor favor: Podéis dar a concer esta petición?
https://www.change.org/es/peticiones/depto-de-medio-ambiente-y-pol%C3%ADtica-territorial-del-gov-vasco-cuidar-plaiaundi-y-protegerlo-del-vandalismo
Gracias