Con fecha 13.10.2013, acudimos a la
cita con nuestros compañeros de SEO Betsaide en el Puerto de Bermeo.
Zarpamos con el barco HEGALUZE a las 09:15 mar adentro. El color anaranjado
que se filtraba entre las nubes formaba un marco digno para ese puerto tan
acogedor y auténtico. En un principio, era un día tranquilo, pero nada más
salir del puerto resultó que el mar estaba bastante revuelto y la gente buscó puntos
fijos donde mirar para no marearse. Una socia de la ONG AMBAR (Sdad. para el Estudio y la Conservación de la
Fauna Marina) nos informó sobre los pormenores de la excursión y surcado el Cabo
Machicaco, estábamos listos para la aventura y expectantes al máximo.
Durante las primeras horas nos entretuvieron las aves
marinas. Se avistaban algunas pardelas sombrias
(Puffinus griseus), gaviotas patiamarillas (Larus michaellis), gaviotas
sombrias (Larus fuscus) y un charran patinegro (Sterna sandvicensis). No obstante, lo que más nos llamaba la
atención fueron los alcatraces(Morus bassanus). Su bello perfil -con sus alas,
cola y pico puntiagudos y con el cielo azul de fondo- nos
alegró las primeras horas de la mañana; mientras que los cetáceos se
hacían de rogar. Quién más quién menos había visto alcatraces anteriormente,
pero nunca desde tan cerca. Cuando nos sobrevolaron, se vieron perfectamente
los colores oscuros de los jóvenes y el blanco, tan blanco, y las cabezas
amarillas de los adultos.
De vez
en cuando pasaban pequeñas bandadas de pajaritos. Incluso algunos volaban al
ras del mar, completamente solos. Emergieron un par de Peces Luna también. Como
curiosidad se puede mencionar, que una Mariposa de noche se posó entre los dos
tubos de un par de prismáticos y se quedó allí inmovible. Seguro que estaba
completamente agotada. Era de día y lo suyo era dormir. En vez, le tocaba
seguir aleteando y suerte tuvo encontrarse con nuestro barco.
Poco a
poco se iba desinflando nuestro
entusiasmo, ya que verdaderamente no había más novedades y llegaba la
hora de volver a puerto. No podíamos echar la culpa a nadie. Así es la naturaleza. A veces hay suerte y
otras veces no, pero…. de repente comenzaron
a verse las aletas dorsales falsiformes de unos Calderones de aleta larga (Globicephala melas). Se movían
elegantemente en el agua, sueltos, en pareja o incluso de tres en tres, muy
juntos y en paralelo.
Son muy sociables y activos, en algunos casos,
se acercaban al barco y nos dejaron ver sus caras tan graciosas. Parecía que nos sonreían o quizá hacían
“menwatching”. ¿Quién sabe? Había un montón, a groso modo unos 30 ej. Reinaba un silencio total en el barco, con
excepción de los muchos clics de las cámaras.
El Calderón es un cetáceo
odontoceto de la familia de los delfines, que habita zonas templadas y
sub-árticas de aguas oceánicas y algunas costeras del océano Atlántico Norte,
el mar Mediterráneo y el mar del Norte. Se
reconoce muy fácil por su coloración negra o gris oscura, su mancha ventral blanca y su característica cabeza
redondeada, que asimila a un caldero, de ahí su nombre. Su aleta dorsal muy ancha por la base tiene
forma de hoz. Se ubica cerca de la
cabeza y se orienta hacia atrás. Posee un cuerpo robusto. Los adultos machos tienen una longitud de 6-7
m y las hembras de 5-6 m, con pesos entre los 1.800 y los 3.500 kg. Las hembras se consideran adultas a los 6-7
años de edad, mientras que los machos a los 12 años. La gestación se prolonga
por espacio de 12-15 meses, con un periodo entre cada embarazo de 3-5 años.
Son animales gregarios y una vez
aislados del grupo muy vulnerables.
Son carnívoros y consumen
alrededor de 34 kg/día. Se alimentan principalmente de calamares y peces
(caballa, arenque, bacalao y rodaballo).
Respiran varias veces antes de
sumergirse y sus inmersiones pueden durar más de 10 min. Normalmente,
descienden hasta profundidades de 30-60 m., pero pueden llegar hasta los 600.
Se orientan a través de la ecolocación, en su caso
unos sonidos de entre 3 y 18 kHz, que emiten 14-40 veces/m.
La aleta dorsal es un rasgo distintivo, tanto de especie como de los individuos, de su edad y del sexo del animal, siendo la fotografía de éstas un dato importante en su identificación.
En el Atlántico norte ha sufrido una intensa explotación hasta que en 1970 terminaron las matanzas. Actualmente solo son explotados en las Islas Faroe por tradición histórica, con capturas anuales de entre 1500-3000 individuos. ¡Una vergüenza total!
Durante la vuelta se acercaron más alcatraces, que se pusieron a pescar las sardinas que los amigos de AMBAR echaban al mar. Es impresionante ver como dan la vuelta en el aire para parar su vuelo y luego caer en picado al mar, como si fueran flechas.
Un día especial, en que nos sentimos parte de este universo tan lleno de sorpresas
donde vivimos, lejos del mundo mundial.
Participamos en esta excursión Javier (Olmo), Zuriñe, José
Luis, Begoña y Kirsten.
Qué bonito
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