Desde Bertiz a Belagua , una marea verde inunda el Pirineo navarro de
verdor y armonía otoñal. En este océano
repleto de vida, la vigorosa haya se alza hacia el cielo en busca de la
luz que la alimenta, dejando a sus pies una profunda sombra de congéneres
caídos, musgos, helechos y hojarasca. El
ciclo de la vida y la muerte se repite
eterno en el hayedo donde los árboles muertos son “atacados” por diferentes
especies de insectos, hongos y plantas que en su afán vital descomponen la
madera liberando sus nutrientes.
El Pico dorsiblanco aprovecha estos recursos de larvas de insectos cerambícidos u
otros descomponedores de la madera para su alimentación, además de contribuir a
su propio deterioro y degradación. En esta búsqueda de alimento nuestro
protagonista ha adquirido un comportamiento más adaptado al suelo y los árboles
caídos que su competidor el picamaderos negro, de ahí que los territorios de
ambas especies se solapen en algunos de los bosques mejor conservados y con
mayores posibilidades.
Después
de unos 25 – 28 días en el nido y unos 13 de incubación en lo alto de un haya
seca, una hembra joven daba sus primeros aleteos y picoteaba el musgo de las
ramas o la base de los troncos secos Debido a la inexperiencia de su primera
primavera requería la presencia de sus progenitores con un fuerte reclamo al
cual estos acudían proporcionándole alimento. Siempre alerta.
Dendrocopos leucotos en su subespecie lilfordi que engloba el sur de
Europa, se encuentra declarada como “en peligro de extinción” según el propio catálogo de aves amenazadas
de la Comunidad Foral
Navarra. Esta reliquia glacial que ha llegado hasta nuestros días arrinconada
en este maravilloso rincón del pirineo también tiene protección estatal y a
nivel europeo como el tratado de Berna. Para que continúe en nuestros bosques
es nuestra obligación mantenerlos y gestionarlos adecuadamente dejando unos 10
árboles por hectárea cuando se produzca una quita. Esto es de gran importancia pues ha
generado una drástica disminución de ejemplares donde no se han respetado estos
mínimos y posiblemente esta sea la causa de su práctica desaparición en Aragón. En
conclusión para esta especie sedentaria y estrictamente forestal el
mantenimiento del bosque maduro y natural evitando las “limpias” de madera caída
resulta fundamental para su alimentación además de favorecer la conservación de
otras especies de insectos xilófagos base en el ecosistema como "Rosalia alpina o Cerambix cerdo" que contribuyen en la regeneración natural del bosque y son de estricta protección a nivel europeo
Las mayores densidades de este
pícido se concentran en La selva de Irati y Quinto
Real, siendo El señorio de Bertiz una de sus enclaves más a occidente con un
par de parejas asentadas del total de unas 60, un número muy escaso, que
habitan el Pirineo navarro. De las doce parejas que habitan en los bosques de
Quinto Real la construcción de una mina a cielo abierto en Zilbeti destruiría los cuatro
territorios que allí ocupa esta especie con la imposibilidad de adaptación a
otro lugar, además la contaminación acústica , la presencia humana continua y
la discontinuidad del hayedo afectarían negativamente a los territorios contiguos
y en general a toda esta especie muy sensible a la alteración del medio natural
que habita.
Con la
esperanza de volverte a ver.
Seo-Donostia
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