Somos
bien conscientes de que no estamos inventando la rueda, de que no somos
pioneros en la idea (no faltan ejemplos cercanos) y de que el alcance de estas
iniciativas tiene sus limitaciones, pero también debemos reconocer, y dar a
conocer, que es una acción positiva, tanto para la especie como para la
implicación en su protección de quienes estamos cerca de ella, en su espacio
vital y en su estudio.
Os
presentamos un caso concreto (el primero de los nuestros) a modo de “making-of”
fotográfico que ilustra esta entrada, que incluye construcción e instalación, y
unas notas sobre los motivos que nos mueven a hacer estas cosas.
Campanarios
y desvanes ofrecían un cobijo de mejor calidad que los cortados rocosos o los
huecos de los árboles viejos. Prados y cultivos situados al pie de estas
construcciones, con abundancia de sus principales presas (ratones y musarañas)
completaban el escenario al que tan bien
se adaptaron las Lechuzas.
Ibon
Garaikoetxea, amigo de uno de nosotros (y ahora de todos), nos cuenta que en el
caserío de su tío Roque Artola, al hacer la reforma de la ganbara se
encuentran, tras un tablero, un huevo viejo de Lechuza. Prueba inequívoca de
que alguna pareja ha intentado criar, tal como lo hacía desde antaño.
El
caserío Olaeta es una excelente muestra de la vivienda rural vasca, de planta rectangular,
recios muros de piedra y a la orilla del río Araxes que, para su acceso, es
cruzado por un bello y antiguo puente de piedra. Rodeado de pardos, bosquetes y
frutales, además de conformar un entorno idílico, es el hábitat propicio para la Lechuza.
La
obra en el desván supone cerrar el hueco de acceso con una ventana y dar uso
habitable a esta parte de la casa que antes cumplía otras funciones
tradicionales hoy en desuso. Por cierto, la reforma efectuada resalta la
estética del entramado de vigas de madera, creando un espacio acogedor que
revela en su propietario sensibilidad y respeto a lo tradicional y que, como se
aprecia, también se demuestra hacia el entorno natural.
Hablamos
de “medidas compensatorias” cuando la ejecución de una obra repercute en un
espacio con valores ecológicos reconocidos. En esta ocasión, sin obligación si
no por voluntad, se acordó instalar un nidal para las Lechuzas que ya no podrán
nidificar en el interior de la ganbara.
Ya
existen en mercado especializado unas cajas realizadas ex profeso para estos
fines, pero la oportunidad de reciclar, más bien reutilizar, maderas de
embalaje y el gusto por hacer las cosas de propia mano, hizo abrir la caja de
herramientas y aplicar los conocimientos de bricolage, que en este caso será
“bird-colage”.
Los
requerimientos de la especie y el lugar de emplazamiento, marcan las pautas de
la construcción. Medidas adecuadas, pasillo de entrada, cuarto oscuro, acceso
para limpieza, resistencia a la intemperie, estética e integración con la
fachada del hermoso edificio, no son detalles caprichosos, sino reglas a seguir
para que la caja, “Hontz-Etxea” pueda cumplir con el propósito para el que se
ha construido.
Como
tal, la colocación no es compleja, pero no está exenta de dificultades que se
solventan con ingenio, ánimo y voluntad.
Como
todo acto inaugural, la colocación de esta nuestra primera caja anidadera para
Lechuzas, congregó en este caserío de Altzo (Gipuzkoa) a un espontáneo comité
representativo de nuestro grupo local de SEO-Donostia y, tras las
presentaciones, manos a la obra.
Allí
quedó “Hontz-Etxea” (uno), lista para recibir y acoger a laguna pareja de Lechuzas
que encuentre el “txoko” de su agrado. Puede que no sea en esta primavera, pero
es muy probable que lo sea en la próxima o en las siguientes.
Ya
andamos comentando con unos y con otros, y lo hacemos también desde este blog,
la oportunidad de instalar más cajas de este tipo por los innumerables puntos
de nuestro territorio. Casi cualquier casa, caserío, iglesia, granero, de
nuestro mosaico rural o de las afueras de las urbes, puede ser emplazamiento
adecuado para una de estas cajas y hacemos un llamamiento a quienes puedan
ofrecer su propiedad o contactos para continuar con la instalación de nuevas nidos
para Lechuza. Si es tu caso, no dudes en escribir a la dirección seo-donostia@seo.org y nos pondremos en
marcha de inmediato.
Durante
años y años, los modos de producción agrícola y la propia vida rural, no
sufrieron cambios sustanciales. Por un lado, la aceptación con normalidad de la
convivencia con esta y otras especies, y por otro, la escasez de peligros y
amenazas, permitieron una armonía y adaptación beneficiosa para el humano y su
entorno natural.
La
adaptación de las especies silvestres a los cambios en sus entornos depende de
la intensidad de esos cambios y la velocidad a la que estos se producen. Con
demasiada frecuencia el ritmo de adaptación es mucho más lento que las transformaciones
de los espacios y condiciones biológicas, llegando a la destrucción parcial o
total de sus hábitats y ecosistemas, en especial en las producidas por la
actividad humana, las denominadas de origen antrópico.
Hoy,
la breve vivencia personal de cada uno, es suficiente para apreciar enormes y
continuas transformaciones: vías de comunicación (carreteras y tráfico, vías
férreas y tipos de trenes, puertos y aeropuertos… ), energías (centrales
eléctricas, tendidos, parques eólicos, presas… ), industrias (factorías,
polígonos, cementeras, canteras, vertederos, plantas químicas, pesca industrial,
agotamiento de caladeros… ), urbanizaciones (expansión de ciudades, complejos
residenciales y comerciales… ), agropecuarias (explotaciones intensivas,
granjas, invernaderos, plaguicidas, transgénicos, monocultivos, deforestación…
), ocio (golf, pistas de esquí, presión excesiva de caza y pesca, furtivismo,
introducción de especies exóticas invasoras, instalaciones deportivas y de
recreo –incluyendo puertos-, parques de atracciones… ). Todo ello con la contaminación
de todo tipo (atmosférica, de las aguas de ríos y mares, del suelo, acústica y
visual) y las perturbaciones que van aparejadas sobre los espacios y las
especies silvestres, tanto animal como vegetal.
No
hace falta ser un experto en la materia para comprender que estas “necesidades
de nuestra vida moderna”, pasan una
factura inaceptable a la
Naturaleza y que nos sumen en el engaño de una vida mejor,
más confortable y cómoda, cuando en realidad estamos haciendo inhabitable el
planeta, tanto para las criaturas silvestres como para nosotros mismos, desde
las afecciones de nivel local a las de carácter global.
Sería
esta una perspectiva desalentadora sino contáramos con la convicción de que no
todo es irreversible, que el sentido racional terminará por imponerse, que no
son baldíos los pequeños esfuerzos que podemos aportar, que las dinámicas
naturales se regeneran a poco que se les deje y que la playa está formada por
multitud de granos de arena. Esta “Hontz-Etxea” es uno de esos granitos de
arena que nosotros aportamos, modesto pero valioso, y que queremos contar y
contagiar.
Muy buena acción !!
ResponderEliminarUn saludo
Javi
Estupendo trabajo habéis realizado. Ahora a esperar que aniden las lechuzas!
ResponderEliminarSaludos
Zorionak!!
ResponderEliminarYO HE PUESTO VARIAS DE MANERA INDIVIDUAL EN MI VALLE.
ME ALEGRA VER ESTA ENTRADA ,TAN MAGNIFICA!!
PORQUE ADEMAS DE OBSERVAR HAY QUE CONSERVAR.
SALUDOS CAMPEROS!